Le damos la bienvenida a Micaela Borro, quien da su presente en "La tercera es la vencida" con un cuento de dos partes que juega con las perspectivas.
"El Intruso"
"El Intruso"
PARTE UNO: ANDREA
La policía tardó 20 minutos en llegar a casa, yo sigo escondida en el baño y los oigo. Llevaron a cabo el mismo operativo que hay que seguir cuando se reporta un intruso en una casa, es decir, llegan, rompen la puerta a patadas y envían a unos cuantos policías a revisar cada rincón mientras afuera los patrulleros se mantienen atentos. En esos momentos, estoy odiando y maldiciendo a mi marido por no poner las trabas en las habitaciones de arriba, sino sólo en las ventanas de abajo. Tengo miedo, mucho miedo, aun sigo en shock por el ruido que escuche, díganme ¿como reaccionarían ustedes si llegaran pacíficamente a sus casas, pusieran la lleve en la cerradura, abrieran y de algún rincón de sus propios hogares se escuchara un ruido?. Ahora oigo pasos de los agentes caminando por todo mi hogar, ¿encontraron al intruso? Pienso que el malestar no me va a abandonar si se trata un ladrón o un asesino o incluso una rata... me da asco y repugnancia pensar en eso. Por fin ¡gracias a Dios! un policía toca la puerta del baño y al fin puedo salir con algo de miedo.
-Señora Andrea, encontramos al intruso -me dijo el policía y yo pensé "al fin puedo volver a la paz de mi hogar, eso si cuando termine todo esto voy a contratar el mejor plan de protección para la casa aunque tenga que trabajar noche y día".
-Gracias Oficial -le respondí- digamé ¿lo van a llevar preso? ¿qué pretendía? ¿se arrepiente de lo que hizo? dígame lo que sabe, Oficial.
-Señora -me dijo con una extraña mueca- en este caso dejaremos al intruso libre, ni siquiera tiene noción de lo que ocurrió.
-¡Dejarlo libre!, por dios ¿qué país es este?
Cuanto más lo pienso más me invade la rabia. Afortunadamente,acaba de llegar mi marido para calmarme y ayudarme a entender esto.
PARTE DOS: LAUTARO
Salí de trabajar con mucho ánimo ya que hoy tenía planeado hacerle un regalo a mi esposa por nuestro aniversario. Llegué a un centro comercial y empecé a pasear mientras me preguntaba qué le podía comprar ¿un vestido? ¿un reloj? ¿un horno nuevo?. De pronto pasé por una veterinaria y vi algo que me enterneció hasta la médula. Era un cachorro de 2 meses, raza Golden con un moño color azul, muy juguetón, debo decirlo. "Seguramente a ella le va a encantar", pensé. Así que no dudé y entré a las tienda a comprarlo.
En cuanto puso la primer pata en la casa ya pareció familiarizado con el lugar. Corría de aquí y para allá, se revolcaba por el piso, había encontrado un par de medias y lo usaba como juguete. "Menos mal", pensé, "que Andrea todavía no llegó de trabajar. Se muere si ve a la pequeña bestia con sus medias". Para que fuera una sorpresa lo subí a mi habitación y lo cerré con llave.
Apurado, salí de mi casa con una idea fija: conseguir algún juguete para entretener al perrito antes de que la casa quedara patas arriba.
De regreso, todavía a una cuadra de casa, oí la sirena de la policía y me pareció muy raro tratándose de un barrio muy tranquilo. Lo peor fue llegar a la casa, estacionar el coche y ver a la policía adentro. Dudé mucho entre la posibilidad de quedarme afuera a esperar que me dieran alguna explicación o entrar y enterarme por mi cuenta. Cuando por fin atravesé la puerta, vi la cara de mi esposa aterrada mientras hablaba con un policía. Un segundo después vi al otro bajaba de la escalera con el pequeño perrito entre los brazos:
-Señora, creo que encontramos al intruso.
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