Estamos orgullosos de poder decir que Camila Barboza Peri sigue escribiendo y cada vez mejor. No se pierdan este último cuento que juega con el absurdo y a la vez desnaturaliza las costumbres.
¿Cuántas veces hacemos cosas ridículas por tradición pero lo olvidamos al punto que nos parecen obvias?
“La
taza de té”
Lucía y
yo estábamos en su casa, tomando el té. Ella se acariciaba los pelos de burros
que crecían en su espalda, y charlábamos sobre el partido de bádminton que teníamos
el día siguiente.
De
repente, su niñera entró gritando que el gato se había comido las galletas y los sándwiches
de atún.
-¡Calumnias!-gritó
el gato- No soy capaz, ¡no va con mis modales de caballero aprendidos en la Real
Academia, señorita! Le pido que retire sus acusaciones- dijo el felino acariciándose
el bigote.
-Fui yo-confesó
bajito Lucia.
-AHAHAHA!-
gritó la niñera. La tomó del pelo, y después de varios cachetazos, la estampó
contra la ventana.
Suspirando,
agarré la pala y la despegué, mientras la niñera y el gato hablaban sobre lo poco
señorita que era Lucia y miraban Titanic.
-Vámonos,
quiero ir a ver a mi madre- dijo Lucia masajeándose la cara para sacarse las
marcas rojas que quedaron de la ventana.
Después
de eso, nunca más volví a ver a Lucia, ya que me parecía tan extraño su padre,
que se ponía una servilleta en la camisa para comer.
Camila Barboza Peri :)
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