Nuestra integrante Melina Martinez nos cuenta la gran historia de su abuela, una mujer que salió a buscar su destino y lo encontró de la mano del amor.

Así se mantuvo hasta los 26 años cuando conoció a mi abuelo, Domingo Cacace. Se conocieron de una manera muy romántica, ella había ido al cine con una amiga y en el intervalo de la película salió a comprar chocolates. Mi abuelo, que estaba comprando cigarrillos en el quiosco, le pagó los chocolates y la invitó a salir. Con él tuvo cinco hijos, entre ellos mi madre. Trabajaron muy duro los dos para criar a sus hijos, brindarles su educación y poder tener su casa propia. A los 67 años mi abuelo falleció de cáncer y mi abuela decidió completar sus días con la compañía de sus hijos, sus nietos y bisnietos. No quiso estar con nadie más porque dice que él fue el gran amor de su vida.
Hoy en día con sus 87 años, me gusta sentarme a tomar mate con ella, comer sus deliciosas tortafritas y escuchar sus anécdotas. A pesar de su dura y cruenta vida se adapta a la sociedad actual y comparte los códigos juveniles, lo que hace gustoso compartir el tiempo con ella, una gran mujer que lucho por sus hijos, para que ellos tengan la educación que siempre quiso.
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